Se fortalece el cuidado integral de la niñez wayuu con «Círculos de la Palabra» en La Guajira
Riohacha
Viernes 27 de Junio de 2025 - 09:43 AM

Con la participación de cerca de 70 unidades de atención de la Guía de Atención Integral, dirigida al pueblo wayuu, en alianza con la Fundación Caminos de Identidad (FUCAI), lideramos en Riohacha el segundo encuentro de «Círculos de la Palabra por el Cuidado de la Niñez Wayuu». Esta iniciativa permitió avanzar en la consolidación de información para construir una hoja de ruta operativa que permita implementar un sistema de cuidado propio en territorio, fortaleciendo la vigilancia nutricional, la atención intercultural y un sistema de información confiable, adaptado a su cultura.
Durante tres días, coordinadores de las unidades de atención de Riohacha, Manaure, Maicao y Uribia compartieron aprendizajes, reflexiones y propuestas en el marco de la Guía y las Comunidades Tejedoras de Vida. Este espacio permitió visibilizar experiencias exitosas en el territorio y generar compromisos concretos para mejorar la calidad y pertinencia de los servicios dirigidos a la niñez.
Uno de los logros más destacados fue la socialización de un sistema comunitario de alertas en el resguardo indígena Numain Maleiwa, donde agentes educativos, promotores y nutricionistas identifican signos de alarma durante visitas domiciliarias y activan rutas de atención inmediata, incluso en contextos sin conexión a internet. Gracias a esta herramienta ha sido posible intervenir, de manera oportuna, en zonas rurales.
Por su parte, las unidades de atención en Riohacha destacaron estrategias complementarias que han fortalecido el acompañamiento familiar, como el suministro de meriendas adicionales, la articulación entre medicina tradicional y occidental, el desarrollo de proyectos productivos locales y la inclusión de apoyo psicosocial para niñas y niños con discapacidad.
Durante el evento, la directora general Astrid Cáceres reiteró la importancia de fortalecer las iniciativas comunitarias que nacen desde el territorio y responden a las necesidades reales de la niñez, e hizo un llamado a aprovechar los recursos disponibles para avanzar hacia la soberanía alimentaria con enfoque cultural.
«Entendimos de las autoridades que la desnutrición no era un problema de alimento únicamente; era un problema de agua, pero también un problema cultural. Que, si no hacíamos una integración de saberes y trabajábamos con las autoridades ancestrales, no podíamos tener una respuesta completa», afirmó la directora en su intervención.
El espacio también permitió la socialización del objetivo 5 de la Sentencia T-302 de 2017, relacionado con la construcción de un sistema de información público, confiable, actualizado y articulado. Además, se fomentó la apropiación del Observatorio Ayaawata, un sistema de información confiable, culturalmente pertinente y articulado, para que los datos recopilados no solo cumplan una función administrativa, sino que sirvan para tomar decisiones estratégicas desde el territorio.
(Fin/scs/oam)
Uno de los logros más destacados fue la socialización de un sistema comunitario de alertas en el resguardo indígena Numain Maleiwa, donde agentes educativos, promotores y nutricionistas identifican signos de alarma durante visitas domiciliarias y activan rutas de atención inmediata, incluso en contextos sin conexión a internet. Gracias a esta herramienta ha sido posible intervenir, de manera oportuna, en zonas rurales.
Por su parte, las unidades de atención en Riohacha destacaron estrategias complementarias que han fortalecido el acompañamiento familiar, como el suministro de meriendas adicionales, la articulación entre medicina tradicional y occidental, el desarrollo de proyectos productivos locales y la inclusión de apoyo psicosocial para niñas y niños con discapacidad.
Durante el evento, la directora general Astrid Cáceres reiteró la importancia de fortalecer las iniciativas comunitarias que nacen desde el territorio y responden a las necesidades reales de la niñez, e hizo un llamado a aprovechar los recursos disponibles para avanzar hacia la soberanía alimentaria con enfoque cultural.
«Entendimos de las autoridades que la desnutrición no era un problema de alimento únicamente; era un problema de agua, pero también un problema cultural. Que, si no hacíamos una integración de saberes y trabajábamos con las autoridades ancestrales, no podíamos tener una respuesta completa», afirmó la directora en su intervención.
El espacio también permitió la socialización del objetivo 5 de la Sentencia T-302 de 2017, relacionado con la construcción de un sistema de información público, confiable, actualizado y articulado. Además, se fomentó la apropiación del Observatorio Ayaawata, un sistema de información confiable, culturalmente pertinente y articulado, para que los datos recopilados no solo cumplan una función administrativa, sino que sirvan para tomar decisiones estratégicas desde el territorio.
(Fin/scs/oam)