con el fin de que niñas y niños, pertenecientes a grupos étnicos, sean reconocidos como sujetos de derechos y, así puedan participar de manera activa de los entornos en donde transcurren sus vidas para lograr su desarrollo integral. Lo anterior, a través de diálogos intergeneracionales permanentes y el fortalecimiento de capacidades que les permita incidir en la toma de decisiones.
y cuenten con adultos que les acompañan en su proceso de desarrollo, aprendizaje e inclusión social.
Lo anterior a través del fortalecimiento de sus capacidades individuales y familiares, la adopción de medidas de inclusión, acciones afirmativas y de ajustes razonables, para la eliminación de toda forma de discriminación por razón de discapacidad.
Esto, en el marco del diálogo intergeneracional permanente, mediante la movilización social y la promoción de una cultura de paz e inclusión social, que les permita incidir de manera efectiva en el diseño y seguimiento de las políticas públicas.
promoción de prácticas que valoren y celebren la diversidad a través de una educación integral de la sexualidad que transforme sus realidades y las de su entorno.
Este enfoque promueve estrategias de prevención con padres, madres, personas cuidadoras, funcionarios y funcionarias públicas, niñas, niños y demás entornos en los que estos se desarrollan.
Lo anterior, a partir de la transversalización de este enfoque con el fin de suscitar el reconocimiento de los derechos de niñas y niños migrantes, la integración en las comunidades de acogida, el intercambio cultural y la prevención de riesgos asociados a la migración, entre ellos, la xenofobia.
Esto, a través del robustecimiento de la corresponsabilidad entre familia, sociedad y estado en la consolidación de entornos protectores, así como procesos educativos que contribuyan a la difusión de los derechos sexuales y reproductivos, la transformación de imaginarios, estereotipos y prácticas culturales patriarcales que perpetúan las violencias contra las mujeres en los diferentes contextos donde las niñas y niños se desarrollan.
prevención desde la sensibilización, fortalecimiento de capacidades y el fomento de hábitos sanos y responsables del entorno digital.
para la implementación de acciones orientadas al desarrollo de habilidades que permitan fortalecer sus proyectos de vida en conjunto con sus familias.
Esta problemática reconoce los factores expulsores determinantes como el abandono, la negligencia en el cuidado o la exposición a diferentes tipos de violencia. De esta manera, se generan acciones orientadas a detectar de forma temprana los riesgos de la situación en calle y de la alta permanencia en esta, orientadas a modificar las representaciones sociales sobre las niñas, niños y adolescentes. Así, se buscan transformar relaciones y prácticas frente al fenómeno de habitabilidad en calle, particularmente en zonas urbanas con enfoques que implican atender diferencialmente tanto a comunidades étnicas como a población migrante.
familiares, comunitarias e institucionales que mitiguen el riesgo de reclutamiento, utilización y uso de niños y niñas por Grupos Armados Organizados (GAO) y Grupos Delictivos Organizados (GDO). A través de la promoción del desarrollo integral de niñas y niños, el fortalecimiento de sus entornos protectores.
Lo anterior, a través del fortalecimiento de habilidades para la vida de niñas y niños, capacidades parentales para la crianza positiva y el desarrollo de mecanismos institucionales que promueven entornos protectores para la infancia.
Lo anterior, a través de la desnaturalización de conductas asociadas a la trata, así como, la identificación de riesgos y factores protectores de acuerdo con las dinámicas y el contexto de los territorios.
que respondan a situaciones y contextos de alto riesgo o de emergencia que requieren una atención diferenciada, fortaleciendo factores protectores y mitigando factores de riesgo para la garantía de sus derechos.
La estrategia de promoción de la convivencia y prevención de violencias en el entorno educativo fortalece las capacidades ciudadanas en niñas y niños, genera la adopción de prácticas de buen trato para el mejoramiento de la convivencia, desde el fortalecimiento de la empatía. A través de la motivación de niñas y niños a desarrollar desde la exploración y reconocimiento emocional, procesos de análisis y reflexión sobre prácticas de violencia y el impacto que estas tienen en la comunidad educativa.
Para esto se fortalecen los vínculos familiares y la interacción social, brindando herramientas para la resolución de problemas cotidianos a través del fortalecimiento de habilidades artísticas, culturales, deportivas, recreativitas y participativas de niñas y niños de acuerdo a su momento del curso de vida.