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Las redes sociales se han convertido en una vitrina de nuestras vidas, en especial Instagram, una de las redes sociales más populares pues cuenta con más de 800 millones de usuarios activos al mes, y es la que se producen 4,2 billones de me gusta diarios a partir de las 95 millones de fotos y stories que se suben cada día, según el blog de Parker S. (2017) en Hootsuite.
Según nuestro estudio, el 84 % de los menores de edad encuestados manifestó tener un perfil propio en una red social, lo que demuestra también la popularidad de estos entornos entre los niños y adolescentes para llevar a cabo actividades de ocio, vida social o familiar.
Dada la relevancia de las redes sociales en la vida de los adolescentes, no es de extrañar que padres, docentes y cuidadores estén preocupados por los efectos que estas puedan traer en el desarrollo de habilidades sociales, configuración de relaciones interpersonales y los procesos de aprendizaje.
Pues bien, uno de los aspectos que llaman la atención de padres y cuidadores es lo que está provocando los me gusta en la vida de los adolescentes. Esta reacción, que surgió como un simple reconocimiento, hoy es utilizada como la vara con la que se mide la popularidad y la aceptación. Incluso está modificando el comportamiento de los menores, ya que disminuye la espontaneidad y provoca niveles de simulación de una vida feliz con el propósito de lograr un me gusta, cuyo estímulo genera efectos similares a los de una droga alucinógena.
De acuerdo con un estudio realizado por el Centro de Mapeo Cerebral de la Universidad de California en Los Ángeles acerca de los centros de placer en el cerebro que se activan ante ciertos estímulos, el centro de recompensa cerebral implicado en la sensación de placer, aquel lugar que se activa cuando se piensa en sexo, dinero o un helado, también se activa cuando los adolescentes ven que sus fotos obtienen muchos me gusta en las redes sociales.
El estudio también halló que los adolescentes eran más propensos a dar un me gusta a una foto que ya tenía muchos, aunque fuera una imagen neutral de un plato de comida, por ejemplo, pero también a imágenes «arriesgadas» de alcohol, tabaco o actitudes sexuales. «En el pasado, los adolescentes solían hacer sus propios juicios acerca de cómo respondían las personas de su alrededor, pero cuando se trata de likes, no hay ambigüedad», así lo aseguró Lauren Sherman, autora principal de este estudio, que además destacó la influencia de este mundo virtual en las decisiones de los adolescentes.
¿Cuáles son los riesgos de los me gusta en los adolescentes?
Si el me gusta es la forma en la que los adolescentes obtienen el reconocimiento, ¿qué pasa cuando no lo tienen o cuando desean obtener más? Aquí te mostramos cuatro emociones a las que están expuestos los menores de edad:
Ansiedad: si un like es un refuerzo positivo al estar haciendo «las cosas bien», en caso de no recibir los suficientes estímulos positivos digitales los adolescentes pueden pensar que no son aprobados, incluso pueden sentirse no aceptados en el grupo o tener problemas de autoestima e identidad.
Sobreestimulación: las redes sociales han acostumbrado a los adolescentes a recibir pequeñas dosis de estímulos satisfactorios inmediatos a través de los me gusta, el retuit, el favorito o el follower, haciendo que su estado de ánimo dependa de esto.
Adicción: según los hallazgos del Centro de Mapeo Cerebral de la Universidad de California en Los Ángeles, los likes generan dopamina y refuerzan las áreas del cerebro relacionadas con el procesamiento de recompensas, la cognición social, la imitación y la atención.
Falsa realidad: las redes sociales están llenas de imágenes y momentos producidos, retocados y editados con la intención de siempre gustarles a los demás para conseguir así el mayor número de me gusta y con el fin de mostrarse «triunfador y exitoso». Entre más me gusta, «más popular y famoso».
Ante los anteriores riesgos, en familia puedes aplicar estas cuatro acciones que ayudarán a disminuir esos riesgos antes de que deriven en situación compleja:
Las redes sociales se han convertido en una vitrina de nuestras vidas, en especial Instagram, una de las redes sociales más populares pues cuenta con más de 800 millones de usuarios activos al mes, y es la que se producen 4,2 billones de me gusta diarios a partir de las 95 millones de fotos y stories que se suben cada día, según el blog de Parker S. (2017) en Hootsuite.
Según nuestro estudio, el 84 % de los menores de edad encuestados manifestó tener un perfil propio en una red social, lo que demuestra también la popularidad de estos entornos entre los niños y adolescentes para llevar a cabo actividades de ocio, vida social o familiar.
Dada la relevancia de las redes sociales en la vida de los adolescentes, no es de extrañar que padres, docentes y cuidadores estén preocupados por los efectos que estas puedan traer en el desarrollo de habilidades sociales, configuración de relaciones interpersonales y los procesos de aprendizaje.
Pues bien, uno de los aspectos que llaman la atención de padres y cuidadores es lo que está provocando los me gusta en la vida de los adolescentes. Esta reacción, que surgió como un simple reconocimiento, hoy es utilizada como la vara con la que se mide la popularidad y la aceptación. Incluso está modificando el comportamiento de los menores, ya que disminuye la espontaneidad y provoca niveles de simulación de una vida feliz con el propósito de lograr un me gusta, cuyo estímulo genera efectos similares a los de una droga alucinógena.
De acuerdo con un estudio realizado por el Centro de Mapeo Cerebral de la Universidad de California en Los Ángeles acerca de los centros de placer en el cerebro que se activan ante ciertos estímulos, el centro de recompensa cerebral implicado en la sensación de placer, aquel lugar que se activa cuando se piensa en sexo, dinero o un helado, también se activa cuando los adolescentes ven que sus fotos obtienen muchos me gusta en las redes sociales.
El estudio también halló que los adolescentes eran más propensos a dar un me gusta a una foto que ya tenía muchos, aunque fuera una imagen neutral de un plato de comida, por ejemplo, pero también a imágenes «arriesgadas» de alcohol, tabaco o actitudes sexuales. «En el pasado, los adolescentes solían hacer sus propios juicios acerca de cómo respondían las personas de su alrededor, pero cuando se trata de likes, no hay ambigüedad», así lo aseguró Lauren Sherman, autora principal de este estudio, que además destacó la influencia de este mundo virtual en las decisiones de los adolescentes.
¿Cuáles son los riesgos de los me gusta en los adolescentes?
Si el me gusta es la forma en la que los adolescentes obtienen el reconocimiento, ¿qué pasa cuando no lo tienen o cuando desean obtener más? Aquí te mostramos cuatro emociones a las que están expuestos los menores de edad:
Ansiedad: si un like es un refuerzo positivo al estar haciendo «las cosas bien», en caso de no recibir los suficientes estímulos positivos digitales los adolescentes pueden pensar que no son aprobados, incluso pueden sentirse no aceptados en el grupo o tener problemas de autoestima e identidad.
Sobreestimulación: las redes sociales han acostumbrado a los adolescentes a recibir pequeñas dosis de estímulos satisfactorios inmediatos a través de los me gusta, el retuit, el favorito o el follower, haciendo que su estado de ánimo dependa de esto.
Adicción: según los hallazgos del Centro de Mapeo Cerebral de la Universidad de California en Los Ángeles, los likes generan dopamina y refuerzan las áreas del cerebro relacionadas con el procesamiento de recompensas, la cognición social, la imitación y la atención.
Falsa realidad: las redes sociales están llenas de imágenes y momentos producidos, retocados y editados con la intención de siempre gustarles a los demás para conseguir así el mayor número de me gusta y con el fin de mostrarse «triunfador y exitoso». Entre más me gusta, «más popular y famoso».
Ante los anteriores riesgos, en familia puedes aplicar estas cuatro acciones que ayudarán a disminuir esos riesgos antes de que deriven en situación compleja:
- Conoce qué los influencia: conversa con los menores de edad de forma cercana y pregúntales sobre las relaciones que llevan tanto en espacios físicos y virtuales, a quién admiran y por qué, a quiénes siguen en redes sociales y qué contenido les gusta seguir y compartir. Esto te ayudará a conocer quién y qué cosas influyen en su personalidad.
- Ayúdalos a formar su carácter y autoestima: los adolescentes están en plena formación y esto los hace susceptibles a los estímulos externos, ya sean positivos o negativos. Por ello es importante que desde casa destaques lo que hacen bien.
- Presta atención a sus publicaciones: siempre con su consentimiento, de modo que puedas identificar si hay alguna situación de riesgo en alguna de sus publicaciones.
- Ponles retos a mediano y largo plazo: rétalos a hacer cosas diferentes y que sean de su interés con el propósito de disminuir el refuerzo inmediato que imponen los me gusta y además de enseñarles que las cosas siempre requieren de tiempo, dedicación y mucho esfuerzo.