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Octubre 19, 2022

La participación desde la primera infancia es posible

La participación desde la primera infancia es posible
Participar es colaborar y aportar para el progreso común, al tiempo que se afianza la autonomía. Este es un proceso que se desarrolla gradualmente y para fortalecerlo es importante reconocer que los niños, niñas y adolescentes participan usando formas de comunicación propias de los diferentes momentos del curso de sus vidas. Por ello debemos ser sensibles para reconocer sus distintas maneras de expresión y así garantizar que su voz sea escuchada y tenida en cuenta.
La participación desde la primera infancia es posible
Invitamos a reconocer 10 formas como las niñas y niños de primera infancia se expresan e interactúan y, a partir de ese reconocimiento, estar abierto a comunicarse conscientemente con ellos y conectar con sus intereses, necesidades, expectativas y capacidades. De esta forma, acompañarlos a fortalecer sus habilidades para expresarse de manera asertiva, participar en la vida diaria y  sentirse capaces.

El  llanto  es  la  primera  expresión  de  participación  de  los niños y las niñas porque es el mecanismo perfecto para indicar al cuidador o la cuidadora que necesitan algún tipo de atención.

Las expresiones no verbales de alegría, incomodidad, desagrado, entre otras, pueden  ayudarte  a  entender  sus  deseos,  sus  disgustos y emociones.

El lenguaje verbal hará que su participación se amplíe a través de preguntas, solicitudes, ideas sobre lo que ven o relatos sobre sus experiencias.

Los dibujos y otras expresiones artísticas serán  también  un  medio  que  contribuya  a  que los niños y las niñas de primera infancia puedan expresar sus ideas, sentimientos o preocupaciones.

Deben ser parte  de  las actividades  lúdicas  de  las  familias  como  salir  a  pasear,  jugar,  compartir  con  la  familia extensa o caminar.

Pueden aportar sus ideas y curiosidad en actividades para contar historias o leer cuentos.

Pueden ir asumiendo su propio cuidado con independencia, en la medida en que ganan autonomía.

Desde los seis meses pueden tomar su alimento con la mano, a la par que el cuidador o la cuidadora les da la comida y hacia los dos años, ya pueden hacerlo solos en compañía del adulto.

Pueden tomar decisiones acordes con su momento de  desarrollo,  tales  como  elegir  la  ropa  que  desean  ponerse, peinarse a su gusto o elegir arreglos según su estética; también, contribuir  en  decisiones  familiares como la  decoración  del  lugar  donde  duermen y aportar, incluso, sus dibujos o expresiones artísticas para darle un toque personal.

Cuando se les brindan alternativas, pueden aportar a la decisiones sobre normas de convivencia o aspectos como lo que se preparará de comida en la familia.

Tomado de: El valor de mi voz. Participación infantil en la familia. Cartilla No. 18 del ciclo de profundización de la modalidad Mi Familia..