Durante este proceso constante de formación, se amplían y se hacen más diversas nuestras posibilidades como padres, madres y cuidadores, para promover la participación de hijos e hijas y, por ese mismo camino, su autonomía e identidad. Las siguientes recomendaciones pueden facilitar a que se generen condiciones para avanzar en el camino de la participación en familia.
Escuchar atentos sus mensajes, el sentido de sus palabras, gestos y actitudes.
Reconocer las formas de expresiones propias de cada persona, conscientes de que son reflejo de sus particularidades, vivencias y experiencias y que, a la vez, van formando parte de su identidad.
Promover que se involucren en las actividades del hogar gradualmente y en la medida en que van desarrollando sus habilidades. Es importante que estas acciones sean conversadas y acordadas, reconociéndolas como un aporte que hacen y no solo como una obligación o una preparación para el trabajo en la vida adulta.
Seguir promoviendo la capacidad de decisión sobre su arreglo personal y las actividades que les gusta: juegos, deportes, series o películas que ven.
Conversar mucho sobre sus intereses y las actividades de su gusto para poder orientarles adecuadamente, ayudarles a comprender riesgos y consecuencias y, llegar a acuerdos.
Abrir más espacios con hijas e hijos para conversar y concertar las normas, promoviendo la comprensión del sentido que tienen y las consecuencias de incumplirlas, para sí mismos y para la convivencia con los demás. De igual modo, reflexionar y asumir la responsabilidad de reparar los daños físicos o emocionales que pueden llegar a causar.
Permitir y acompañar la selección de sus amigos, y conversar sobre sus amistades y las actividades que disfrutan juntos.
Entender las afinidades que les unen con sus amigos y estar dispuestos a apoyarles, en especial, en momentos de conflictos o dificultades.
Analizar y tomar decisiones conjuntas sobre mantener amistades que ejercen influencias inconvenientes, a juicio de los adultos. Este puede ser un mejor camino que el de la prohibición.
Tomado de: El valor de mi voz. Participación infantil en la familia. Cartilla nro. 18 del ciclo de profundización de la modalidad Mi Familia.
Escuchar atentos sus mensajes, el sentido de sus palabras, gestos y actitudes.
Reconocer las formas de expresiones propias de cada persona, conscientes de que son reflejo de sus particularidades, vivencias y experiencias y que, a la vez, van formando parte de su identidad.
Promover que se involucren en las actividades del hogar gradualmente y en la medida en que van desarrollando sus habilidades. Es importante que estas acciones sean conversadas y acordadas, reconociéndolas como un aporte que hacen y no solo como una obligación o una preparación para el trabajo en la vida adulta.
Seguir promoviendo la capacidad de decisión sobre su arreglo personal y las actividades que les gusta: juegos, deportes, series o películas que ven.
Conversar mucho sobre sus intereses y las actividades de su gusto para poder orientarles adecuadamente, ayudarles a comprender riesgos y consecuencias y, llegar a acuerdos.
Abrir más espacios con hijas e hijos para conversar y concertar las normas, promoviendo la comprensión del sentido que tienen y las consecuencias de incumplirlas, para sí mismos y para la convivencia con los demás. De igual modo, reflexionar y asumir la responsabilidad de reparar los daños físicos o emocionales que pueden llegar a causar.
Permitir y acompañar la selección de sus amigos, y conversar sobre sus amistades y las actividades que disfrutan juntos.
Entender las afinidades que les unen con sus amigos y estar dispuestos a apoyarles, en especial, en momentos de conflictos o dificultades.
Analizar y tomar decisiones conjuntas sobre mantener amistades que ejercen influencias inconvenientes, a juicio de los adultos. Este puede ser un mejor camino que el de la prohibición.
Tomado de: El valor de mi voz. Participación infantil en la familia. Cartilla nro. 18 del ciclo de profundización de la modalidad Mi Familia.